Aunque no te lo digan, también duele: La homonegatividad internalizada en el ciberacoso LGBTQ+ en adolescentes


RESUMEN

El ciberacoso es un problema con mayor frecuencia y gravedad entre las personas LGBTQ+. La investigación previa ha analizado, mayoritariamente, la orientación sexual y las ciberagresiones homófobas, siendo necesario incorporar la diversidad sexo-genérica en su conjunto y las agresiones de carácter general. Además, los prejuicios existentes subrayan la necesidad de considerar la homonegatividad como variable clave en este tipo de ciberviolencia. Este estudio mixto secuencial explora, en una primera etapa cualitativa con grupos focales, las percepciones sobre la caracterización del ciberacoso LGBTQ+ y, en una segunda etapa cuantitativa, la cibervictimización en función de la diversidad afectivo-sexual, corporal y de género, y el posible papel moderador de la homonegatividad internalizada. En el estudio cualitativo participaron 175 estudiantes y en el cuantitativo 1.971 de 12 a 18 años de centros de educación secundaria de Andalucía (España). Los resultados cualitativos identificaron dimensiones valiosas del ciberacoso, como la cibervictimización LGBTQ+ colectiva. Los resultados cuantitativos revelaron diferencias en la cibervictimización LGBTQ+ colectiva según la orientación sexual, la identidad y la expresión de género. También destaca la moderación de la homonegatividad internalizada, siendo quienes tienen un nivel bajo más sensibles a las ciberagresiones LGBTQ+ colectivas. Se visibiliza el ciberacoso LGBTQ+ como un constructo que incluye diversos tipos de agresiones dirigidas a todo el espectro de la diversidad afectivo-sexual y se enfatiza la necesidad de incluir la homonegatividad internalizada en las intervenciones psicoeducativas con todo el alumnado.

Palabras clave

Cibervictimización, identidad de género, orientación sexual, expresión de género, homonegatividad, adolescentes

Keywords

Cybervictimisation, gender identity, sexual orientation, gender expression, homonegativity, adolescents

ABSTRACT

Cyberbullying is a problem that is more prevalent and serious among LGBTQ+ people. Previous research has mostly analysed sexual orientation and homophobic cyberaggression. Hence, becomes necessary to consider sex-gender diversity as a whole and aggressions of a general nature. Moreover, existing prejudices underline the need to consider homonegativity as a key variable in this type of cyberviolence. This sequential mixed study explores, in a first qualitative step with focus groups, perceptions on the characterisation of LGBTQ+ cyberbullying and, in a second quantitative step, cybervictimisation in terms of affective-sexual, bodily and gender diversity, and the possible moderating role of internalised homonegativity. The qualitative study involved 175 students and the quantitative study involved 1,971 students aged 12-18 from secondary schools in Andalusia (Spain). Qualitative results identified valuable dimensions of cyberbullying, such as collective LGBTQ+ cybervictimisation. Quantitative results revealed differences in collective LGBTQ+ cybervictimisation according to sexual orientation, gender identity, and gender expression. It also highlights the moderation of internalised homonegativity, with those at a low level being more sensitive to collective LGBTQ+ cyberaggression. LGBTQ+ cyberbullying is made visible as a construct that includes various types of aggressions aimed at the whole spectrum of affective-sexual diversity and emphasises the need to address internalised homonegativity in psychoeducational interventions involving all students.

Palabras clave

Cibervictimización, identidad de género, orientación sexual, expresión de género, homonegatividad, adolescentes

Keywords

Cybervictimisation, gender identity, sexual orientation, gender expression, homonegativity, adolescents

Introducción

En la actualidad, jóvenes y adolescentes construyen su identidad tanto en el contexto físico como virtual (Mascheroni et al., 2015). Su vida social transcurre en un continuo de relaciones online-offline que se retroalimentan (Wright, 2020). De hecho, en numerosos países, como España, se ha duplicado el tiempo de uso de las plataformas digitales donde, además de acceder a información, la población adolescente y joven está en constante interacción con otras personas (Smahel et al., 2020). Este uso generalizado y cada vez más precoz de Internet está facilitando que algunos problemas traspasen las barreras físicas. Este es el caso del ciberacoso, uno de los fenómenos que más ha trascendido socialmente por su relevancia y posibles consecuencias negativas (Campbell & Bauman, 2018).

El ciberacoso mantiene las principales características del acoso escolar. Se basa en agresiones injustificadas, intencionales y reiteradas hacia otra persona que no se siente capaz de defenderse, existiendo un claro desequilibrio de poder o dominancia (Menin et al., 2021; Vivolo-Kantor et al., 2014). No obstante, el entorno virtual modifica sustancialmente algunas de estas características, haciendo que el ciberacoso se configure como un fenómeno específico.

En el entorno virtual no existen límites espacio-tiempo para perpetrar el daño, por lo que la víctima está expuesta continuamente a uno o más ataques que son presenciados por una mayor audiencia (Kowalski et al., 2019). Aunque el ciberacoso es ligeramente menos frecuente que el acoso escolar, variando su prevalencia desde un 5% a un 50%, en comparación con el acoso escolar que varía desde un 20% a un 60% (Rodríguez-Hidalgo & Hurtado-Mellado, 2019), ninguno de ellos se distribuye por igual en toda la población, siendo especialmente vulnerables los grupos socialmente discriminados (Earnshaw et al., 2018).

Diversidad sexo-genérica y cibervictimización

La discriminación de la diversidad sexo-genérica es un problema «estructural» que convierte a las personas que divergen de los estándares heteronormativos en un grupo vulnerable (Angoff & Barnhart, 2021; Jonas et al., 2022; UNESCO, 2017). Esta discriminación también acontece en los contextos virtuales (Abreu & Kenny, 2018), facilitando la invalidación de la identidad, la exclusión social e, incluso, la criminalización, de personas de minorías sexuales (Döring et al., 2022). Tal es el caso de menores y jóvenes lesbianas, gais, bisexuales, trans, questioning o que dudan de su orientación, queer o que no se ajustan a los patrones binarios de sexo y/o género, y cualquier otra condición biológica, orientación, identidad o expresión de género, por ejemplo, la intersexualidad (LGBTQ+ en adelante; Espelage et al., 2019).

Los resultados apuntan a que las personas LGBTQ+ son víctimas con mayor frecuencia y gravedad que sus homólogas cisgénero heterosexuales tanto a nivel internacional (Jonas et al., 2022) como nacional (Llorent et al., 2016). Así, estudios previos han mostrado que la prevalencia de victimización varía no solo en función de la orientación sexual, sino también de dimensiones, como la identidad de género y la expresión de género (Kosciw et al., 2018) y que adolescentes y jóvenes perciben a las personas trans y aquellas reconocidas como incongruentes con su género como las más victimizadas (Gower et al., 2018).

Sin embargo, a pesar de haber mostrado tener consecuencias más graves que el acoso tradicional (Kwan et al., 2020), el estudio del ciberacoso LGBTQ+ está todavía en sus inicios. La diversidad terminológica ha contribuido a que revisiones sistemáticas hayan encontrado que la prevalencia de cibervictimización entre jóvenes LGBTQ+ oscila ampliamente entre el 10,5% y el 71,3% (Abreu & Kenny, 2018). Cifras que podrían ser aún superiores, debido a que los estudios suelen analizar exclusivamente agresiones homófobas o agresiones generales, en lugar de ambos tipos (Rodríguez-Hidalgo & Hurtado-Mellado, 2019) y, respecto a la diversidad sexo-genérica, suelen considerar solo la orientación sexual (Elipe et al., 2022; Garaigordobil & Larrain, 2020).

Así, resulta necesario estudiar el ciberacoso LGBTQ+ analizando la percepción adolescente sobre las formas que adoptan las agresiones y las diversas dimensiones de la sexualidad (sexo, orientación sexual, identidad y expresión de género), así como las creencias que lo sostienen.

El papel de la homonegatividad internalizada en la cibervictimización LGBTQ+

El ciberacoso LGBTQ+ es un tipo de acoso basado en el estigma que se asienta sobre creencias e ideas sociales que devalúan a las minorías sexuales y de género (Earnshaw et al., 2018). Las personas, LGBTQ+ o no, nos desarrollamos en contextos regidos principalmente por la heteronorma o heterosexismo e impregnados de homonegatividad (Russell & Bohan, 2006), es decir, mensajes sociales en los que destaca la heterosexualidad como la forma más deseable de sexualidad y se discrimina cualquier otra forma de diversidad sexual. Estos contextos facilitan la homonegatividad internalizada, es decir, la inevitable interiorización de estos mensajes debido a la reiteración de creencias culturales generalizadas y, en gran medida, irreflexivas(Herek, 2007; Russell & Bohan, 2006) que provoca sensación de vergüenza y malestar por pertenecer a minorías sexuales (Puckett et al., 2016).

La homonegatividad internalizada ha mostrado ser un factor de riesgo para la implicación en la violencia cara a cara (Berg et al., 2016) y la justificación de la violencia (Quirk et al., 2018) y así como tener un impacto negativo sobre la salud mental (Puckett et al., 2016). Sin embargo, todavía es necesario analizar la relación entre este tipo de prejuicios y la sensibilización e identificación de fenómenos virtuales como el ciberacoso y, concretamente, la cibervictimización, ya sea general o LGBTQ+.

En los últimos años, se ha avanzado en las medidas desarrolladas para abordar el ciberacoso, como el desarrollo de programas psicoeducativos basados en la evidencia (Del-Rey et al., 2018), o en el desarrollo de normativa LGBTI y experiencias innovadoras (Pichardo & Puche-Cabezas, 2019). A pesar de ello, aún existen escasos programas psicoeducativos basados en la evidencia que incorporen este tipo de ciberacoso específico, por lo que conocer el papel de la homonegatividad internalizada en este fenómeno es fundamental para sentar las futuras bases educativas.

El presente estudio

El estudio sobre el ciberacoso LGBTQ+ requiere un análisis comprehensivo de la cibervictimización en función de la diversidad sexo-genérica en su conjunto, proporcionando así una visión integradora que facilite el desarrollo de estrategias psicoeducativas para prevenir e intervenir en esta forma de ciberviolencia (Abreu & Kenny, 2018).

Por ello, en la presente investigación se ha empleado una metodología mixta secuencial (Sampieri, 2018), cualitativa y cuantitativa, para explorar las percepciones sobre la cibervictimización en una muestra comunitaria de adolescentes, tanto LGBTQ+ como cisgénero heteronormativos (CH en adelante). Concretamente, esta investigación exploratoria se propone como objetivo de la etapa cualitativa (1) conocer las percepciones del alumnado sobre el ciberacoso LGBTQ+ y el tipo de agresiones a las que alude para sentar las bases del estudio cuantitativo.

En la etapa cuantitativa, esta investigación exploratoria se propone (2) analizar la cibervictimización general y LGBTQ+ colectiva en función de la diversidad afectivo-sexual, corporal y de género en su conjunto (DASCG en adelante) y según sus dimensiones: orientación sexual, identidad y expresión de género; y (3) examinar el posible papel moderador de la homonegatividad internalizada entre la cibervictimización general y la cibervictimización LGBTQ+ colectiva (sentirse dañado por las ciberagresiones dirigidas a personas LGBTQ+), considerando la DASCG.

Método

Participantes

Para el estudio cualitativo se contó con 175 adolescentes de 12 a 18 años (60% chicas y 40% chicos; Medad=14,12, DTedad=1,88) de ocho centros públicos de educación secundaria de Andalucía (España). En total, se realizaron 27 grupos de discusión: 12 grupos focales se realizaron en 1º de ESO, dos en 2º de ESO, tres en 3º de ESO, cinco en 4º de ESO, tres en 1º de Bachillerato y dos en 2º de Bachillerato.

En el estudio cuantitativo participaron 1.971 adolescentes de 12 a 18 años (Medad=15,01, DTedad=1,70) de 12 centros públicos de educación secundaria de Andalucía (España). El 14,1% se encontraba matriculado en 1º de ESO, el 18% en 2º de ESO, el 19,2% en 3º de ESO, el 17,3% en 4º de ESO y el 31,5% en Bachillerato o ciclo formativo. En la Tabla 1 se describen las características relacionadas con la diversidad sexual de los participantes.

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Instrumentos

Guion semiestructurado. Para explorar las percepciones sobre el ciberacoso LGBTQ+ y el tipo de agresiones se desarrollaron grupos focales en los que se utilizó una guía de discusión (ver en https://doi.org/10.6084/m9.figshare.21724160.v1). Esta guía consistió en 20 preguntas de respuesta abierta sobre cuatro dimensiones: diversidad sexo-genérica en los centos educativos, agresiones y acoso LGBTQ+fóbico, factores asociados e impacto de las agresiones. Por ejemplo: «¿Por qué razón creéis que ocurren estas situaciones? ¿Por qué algunas personas agreden a otras por su diversidad?».

Cibervictimización. Para evaluar la cibervictimizacion sufrida en los últimos dos meses se utilizó la subescala de cibervictimización del European Cyberbullying Intervention Project Questionnaire (ECIP-Q; Del-Rey et al., 2015), de 11 ítems tipo Likert (αcibervictimizacion=.81) con cinco opciones de respuesta, desde «Nunca» hasta «Sí, más de una vez a la semana». Los enunciados se referían a la frecuencia de haber sufrido agresiones en el entorno virtual, tales como insultos, amenazas o difusión de rumores. Por ejemplo: «Alguien me ha dicho palabras malsonantes o me ha insultado usando Internet, redes sociales o WhatsApp».

Cibervictimización LGBTQ+ colectiva. Como resultado de la información obtenida en la primera etapa cualitativa con grupos focales, se añadió un ítem tipo Likert elaborado ad hoc para evaluar la cibervictimización LGBTQ+ colectiva «Me he sentido molesto/a porque alguien ha colgado en Internet, redes sociales o WhatsApp un meme ridiculizando a alguien o algo relacionado con el tema LGBT».

Homonegatividad internalizada. Para evaluar las creencias y sentimientos negativos respecto a las orientaciones LGB, propia o ajena, se utilizó la versión en castellano (Vinces, 2016) de la Lesbian, Gay, and Bisexual Identity Scale (LGBIS; Mohr & Kendra, 2011) que incluye cinco ítems tipo Likert (α=.77) con cinco opciones de respuesta, desde «Totalmente en desacuerdo» hasta «Totalmente de acuerdo». Por ejemplo: «Si fuera posible, elegiría ser heterosexual». A ello se añadió un sexto ítem de elaboración propia: «Mi vida sería más fácil si fuera heterosexual» (α=.78). Además, se introdujo un matiz en las instrucciones de la escala para que también pudiese ser cumplimentada por personas no LGB, solicitándoles que respondiesen pensando en cómo contestaría una persona LGB, lo que supone una atribución de homonegatividad internalizada.

Sexo e identidad de género. Siguiendo estudios previos (Bradlow et al., 2017; Kosciw et al., 2018), para valorar el sexo se utilizó un ítem directo cuyas opciones de respuesta eran «masculino» o «femenino». Para la identidad de género se utilizó un ítem directo: «Te consideras…», siendo las opciones de respuesta «chico», «chica», «ambos» o «ninguno».

Atracción sexual. Como han hecho otros investigadores (Collier et al., 2013), seguimos las recomendaciones de Austin et al. (2008) para medir la atracción sexual con el ítem: «Generalmente, sientes atracción romántica y/o sexual por…», siendo las opciones de respuesta «chicos», «chicas», «chicos y chicas», «las personas, independientemente de su sexo o género», «ni por chicos, ni por chicas» o «no lo tengo claro».

Expresión de género. Para valorar la expresión de género se utilizó un ítem adaptado del Socially Assigned Gender Nonconformity (Wylie et al., 2010) para preguntar al alumnado sobre cómo creen que les ven los demás en relación con su expresión de género: «Nuestra apariencia o la forma en la que vestimos y nuestros gestos (la forma en la que hablamos, movemos nuestras manos, andamos…) puede afectar a lo que los demás piensan de nosotros/as. En general, ¿cómo crees que la gente percibe tu apariencia, forma de vestir y gestos?». Las respuestas se sitúan en un continuo de siete opciones, oscilando desde «Muy femenino», pasando por «Femenino y masculino por igual», hasta «Muy masculino». La inclusión de este ítem tiene un valor añadido dada su importancia como factor de riesgo y su escasa incorporación, debido a su dificultad de evaluación en estudios previos.

Procedimiento

Este estudio fue aprobado por el Comité Ético de la Universidad de Jaén (DIC.18/1.PRY). Se utilizó un muestreo incidental. Se solicitó la colaboración a un amplio número de centros educativos vía electrónica y telefónica. En total, aceptaron participar 19 centros públicos de educación secundaria y, previo a las recogidas de datos, se obtuvieron consentimientos informados de las familias y del alumnado.

La primera etapa cualitativa (objetivo 1) se llevó a cabo en ocho centros educativos con 27 grupos focales de cuatro a 10 participantes desde abril a junio de 2021, 23 presenciales y cuatro online, en una sesión de una duración aproximada de 50 minutos. Cuatro de los ocho centros educativos no tenían experiencia previa en la realización de actividades de sensibilización de la diversidad sexual (13 grupos focales) y cuatro sí tenían (14 grupos focales). Al inicio de cada grupo focal, se pidió al alumnado que eligiera un nombre ficticio para la grabación y se insistió en que el objetivo era conocer la percepción que tenían del día a día en su centro y no sus experiencias personales. Así, en los grupos focales se exploró la percepción general del alumnado sobre el ciberacoso LGBTQ+ y el tipo de agresiones que incluye. El audio de las discusiones fue grabado y, posteriormente, transcrito. Usando una aproximación «bottom-up», la información sobre las opiniones del alumnado, por ejemplo, la alusión a la cibervictimización LGBTQ+ colectiva, fue utilizada para precisar la elección y ampliación de los instrumentos del estudio cuantitativo, permitiendo una mayor contextualización del fenómeno.

Para la segunda etapa cuantitativa (objetivos 2 y 3), donde el estudio era de diseño transversal, prospectivo y unificado ex post facto (Montero & León, 2007), se fijó un número mínimo de alumnado LGBTQ+, teniendo en cuenta los porcentajes encontrados en estudios previos (Garaigordobil & Larrain, 2020), así como el tamaño requerido para no sobrepasar un error muestral de +5,5%, con un intervalo de confianza de 95,44% (Osuna et al., 1991). Se ofrecieron dos formatos para la recogida de información: virtual, a través de un enlace de SurveyMonkey, o impreso. En ambos casos el alumnado cumplimentó en horario escolar una batería de instrumentos sobre su implicación en el ciberacoso general y LGBTQ+, la experimentación de prejuicios LGBTQ+ y su vivencia de la DASCG, en horario escolar. Durante la recogida de datos se enfatizó el carácter anónimo y voluntario del estudio, el tratamiento confidencial de los datos y la importancia de responder con sinceridad a las preguntas.

Análisis de datos

En la primera etapa, los datos cualitativos fueron explorados mediante un análisis temático y análisis descriptivos básicos a través del software Nvivo v.1.6.1. El análisis temático es un método para identificar y analizar temas dentro de los datos, de forma que organiza y describe los datos de forma detallada (Braun & Clarke, 2006; 2014). Para dar respuesta al objetivo 1, se identificaron dimensiones relevantes a integrar en el estudio cuantitativo, específicamente: a) diversos tipos de agresiones, desde agresiones generales personalizadas hasta LGBTQ+fóbicas hacia otras personas; y b) todo el espectro de diversidad sexo-genérica, incluyendo sexo, orientación sexual, identidad y expresión de género.

En la segunda etapa, los datos cuantitativos fueron analizados con el software SPSS v.26.0. En el estudio cuantitativo, para dar respuesta al objetivo 2, se calcularon las medias de cibervictimización y homonegatividad internalizada y, a continuación, se recodificaron las variables relativas a orientación sexual, identidad y expresión de género y a la variable integral DASCG. Concretamente, la orientación sexual se calculó cruzando los datos de las variables identidad de género y atracción sexual, obteniendo los valores «heterosexual», «lesbiana/gay», «bisexual», «pansexual», «asexual» y «questioning». La identidad de género se calculó cruzando los datos de las variables sexo y género, obteniendo los valores «chicos cis», «chicas cis», «chicos trans», «chicas trans», «bigénero» y «agénero». La expresión de género se calculó cruzando los datos de identidad y expresión de género, obteniendo los valores «concordante», «andrógina» y «discordante». A partir de ello, la variable integral DASCG se calculó cruzando la orientación sexual, identidad y expresión de género, distinguiendo entre «LGBTQ+» y «CH».

En la primera categoría se incluyeron aquellas personas cuya orientación, identidad o expresión divergen de las heteronormativas, es decir, lesbianas/gais, bisexuales, pansexuales, asexuales, questioning, trans y personas cisgénero heterosexuales con expresión de género discordante; en la segunda se incluyeron las personas cisgénero heterosexuales y con expresión acorde a su género o andrógina. Posteriormente, se realizaron análisis descriptivos básicos y comparaciones de medias, utilizando pruebas no paramétricas, dada la no normalidad de los datos. Concretamente, se usó la prueba t de Student para muestras independientes (o, en su caso, la prueba t de Welch), para analizar la cibervictimización general y la cibervictimización LGBTQ+ colectiva en función de la DASCG. Se calcularon los tamaños del efecto d de Cohen. Asimismo, se realizaron pruebas ANOVA de un factor (o, en su caso, la prueba t de Welch) para analizar las diferencias de medias de la cibervictimización general y LGBTQ+ colectiva en función de la orientación sexual, la identidad y la expresión de género. Se calcularon los tamaños del efecto mediante eta cuadrado y se realizaron comparaciones post hoc utilizando la prueba Games-Howell. Para dar respuesta al objetivo 3, se diseñó un modelo teórico de moderación simple (Figura 1) en el que se analizó el rol moderador de la homonegatividad internalizada (W) en la relación entre la cibervictimización general (variable independiente, X) y la cibervictimización LGBTQ+ colectiva (variable dependiente, Y). Concretamente, se probó el modelo 1 en la macro PROCESS v.4.0 para SPSS (Hayes, 2017).

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Primero, para definir el modelo 1 se seleccionaron 10.000 muestras de bootstrap, considerando un intervalo de confianza del 95%. Segundo, siguiendo las recomendaciones de Davidson y MacKinnon (1993), se incluyeron los estimadores de error estándar coherentes con la heteroscedasticidad (HC3) para examinar el efecto de interacción en las variables incluidas en el modelo. Para ejecutar el modelo, se optó por centrar las variables continuas en una media de «0» para facilitar la interpretación de los efectos directos e indirectos (Hayes, 2017), así como por integrar la técnica de Johnson y Neyman para examinar su región de significación y pendientes simples (Carden et al., 2017). Los efectos directos e indirectos se consideraron significativos si p<,05 y solo cuando el límite inferior y superior del intervalo de confianza no contenía el valor «0». Este modelo teórico fue testado en la muestra general, siendo la DASCG covariable (0=LGBTQ+ y 1=CH) y, a continuación, se repitió con ambas submuestras, LGBTQ+ y CH, respectivamente, omitiendo la covariable DASCG en ambos casos.

Resultados

En los siguientes subapartados se presentan los resultados de naturaleza cualitativa y cuantitativa de esta investigación exploratoria. En el primero de ellos se detallan los resultados de los grupos focales, en el segundo se concretan los resultados de las comparaciones de medias y varianzas y en el tercero se facilitan los resultados de la moderación.

Percepción sobre la caracterización del ciberacoso LGBTQ+

La información extraída de los grupos focales ha ayudado a identificar las dimensiones que, bajo la percepción del alumnado, son relevantes para la investigación del ciberacoso LGBTQ+. Entre ellas destacan las relacionadas con la conceptualización de la diversidad sexo-genérica, los grupos vulnerables del ciberacoso según la DASCG, los tipos de agresiones y los motivos de la cibervictimización LGBTQ+.

Cuando se les preguntó por la conceptualización de la diversidad sexo-genérica, los participantes destacaron como aspectos claves, además de la orientación sexual, la identidad y expresión de género. No obstante, también mostraron prejuicios, como la asociación entre la expresión de género y la orientación sexual, y estereotipos sobre lo masculino y lo femenino. Los siguientes ejemplos ilustran algunas de estas percepciones:

  • «Hay estereotipos y, supuestamente, hay que cumplir con esos estereotipos. Los hombres deben ser como más masculinos y las mujeres más femeninas, pero yo no pienso así. Pienso que todo el mundo somos personas y que da igual si te gusta alguien o no, o si actúas más masculino o más femenina» (Chico, 13 años).

  • «Hay gente a quienes se les nota por sus gestos, pero algunos se pueden malinterpretar. Por ejemplo, hay dos amigas que son así y no tienen por qué ser lesbianas. Pero hay gente a las que, aunque no lo diga, se les notan por cómo son, cómo hablan...» (Chico, 13 años).

Con relación a los grupos con mayor vulnerabilidad ante el ciberacoso, en la totalidad de los grupos focales hubo jóvenes que refirieron que las personas de minorías sexuales son susceptibles de sufrir más agresiones, especialmente los chicos:

  • «Yo creo que las personas que muestran su diversidad sexual sufren más agresiones que las personas que son heterosexuales (…) y con las personas trans yo creo que todavía se suelen meter más» (Chica, 15 años).

  • «Yo creo que agreden más los hombres a los propios hombres» (Chica, 16 años).

Entre los tipos de agresiones de ciberacoso consideraron especialmente presentes las formas verbales o la exclusión social y señalaron que los compañeros cisgénero heterosexuales solían minimizar, con bromas o normalización, comportamientos considerados ofensivos por jóvenes LGBTQ+. Asimismo, en diversos grupos focales destacaron como agresiones específicas colectivas aquellas que tienen lugar cuando una persona presencia situaciones de ciberacoso hacia otras personas por su diversidad afectivo-sexual:

  • «Si un tipo de orientación la utilizan como insulto, claramente, el que recibe o el que escucha, incluso aunque no lo reciba, dice: pues esto tiene que ser malo, me lo callo y me lo guardo» (Chica, 15 años).

  • «Hay varios niños en la clase que se bloquean entre ellos y se dicen maricón y tal. A veces, he estado a punto de decirles que no comenten esas cosas, porque si lo hacen de broma son capaces de decírselo a alguien por la calle por su ropa y que le siente mal a esa persona. A veces, aunque no te lo digan a ti, si se lo dicen a otra persona, también te molesta» (Chico, 13 años).

  • «Aparte de que tú ves reflejadas tus inseguridades en la otra persona, también influye la educación que te den. Si tú creces en una casa donde todo el mundo es muy tradicional y donde ser gay o lesbiana está mal, tú creces con esas ideas» (Chica, 15 años).

  • «Porque hay muchas personas que dicen que, si tú has nacido hombre y quieres ser mujer, te aguantas. Tienes que ser hombre, porque eso no es natural, entre comillas» (Chica, 13 años).

Cibervictimización general y LGBTQ+ colectiva en función de la DASCG

Atendiendo a la DASCG, no se encontraron diferencias significativas en la cibervictimización experimentada en forma de agresiones generales entre jóvenes LGBTQ+ y CH (t[574,65]=−1,72, p=,085; MLGBTQ+=0,23, DT=0,34; MCH=0,27, DT=0,38), pero sí en la cibervictimización LGBTQ+ colectiva (t[574,65]=9,65, p<,001, d=,49), con un tamaño de efecto medio. Los jóvenes LGBTQ+ se sienten significativamente más afectados por las ciberagresiones relacionadas con el colectivo LGBTQ+ (MLGBTQ+=1,10, DT=1,35; MCH=0,45, DT=0,87).

En relación con las dimensiones de la DASCG, se encontraron diferencias significativas en función de todas ellas en la cibervictimización LGBTQ+ colectiva. Concretamente, respecto a la identidad de género, las mayores diferencias en la cibervictimización LGBTQ+ colectiva se encontraron entre chicas cis, quienes puntuaron más alto que los chicos cis y las chicas trans. De acuerdo con la orientación sexual, son las personas pansexuales, lesbianas/gais y bisexuales las más afectadas y, respecto a la expresión de género, son las personas con expresión de género discordante o andrógina quienes puntuaron más alto en este tipo de cibervictimización. En la cibervictimización general, si bien solo se encontraron diferencias significativas en función de la identidad de género y la orientación sexual, el tamaño del efecto fue mínimo (Tabla 2).

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Homonegatividad internalizada en población general

El modelo 1, de la muestra general, fue estadísticamente significativo, F(4,1882)=57,67, p<,001, explicando el 16,02% de la variabilidad de los datos. La DASCG mostró un efecto negativo sobre la cibervictimización LGBTQ+ colectiva [β=−,634, t(4,1882)=−9,86, p<,001], indicando que la submuestra LGBTQ+ tiene un riesgo mayor de sentirse dañada por esta.

  • Efectos directos: como se observa en la Tabla 3, los análisis de regresión de mínimos cuadrados ordinarios (OLS) revelaron que la cibervictimización general tenía un efecto positivo [β=,776, t(4,1882)=9,57, p<,001] sobre la cibervictimización LGBTQ+ colectiva y la homonegatividad internalizada tenía un efecto negativo [β=−,139, t(4,1882)=−5,84, p<,001]. Es decir, un nivel alto de cibervictimización general y un nivel bajo de homonegatividad internalizada tienen una fuerte relación con sentirse dañado o identificado por las ciberagresiones hacia el colectivo LGBTQ+.

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  • Efectos indirectos: como se observa en la Figura 2, el efecto indirecto reveló una moderación negativa de la homonegatividad internalizada en la asociación entre la cibervictimización general y la cibervictimización LGBTQ+ colectiva [β=−,188, t(4,1882)=−2,10, p<,05]. Es decir, las puntuaciones bajas en la homonegatividad internalizada, o en atribución de homonegatividad internalizada, moderan la asociación entre ser víctima de ciberagresiones generales y sentirse también dañado por las ciberagresiones relacionadas con el colectivo LGBTQ+.

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Homonegatividad internalizada en función de la DASCG

El modelo 2, de la submuestra LGBTQ+, no fue estadísticamente significativo, F(1,456)=,010, p=,921 (Figura 3), indicando que, en las personas LGBTQ+, sentirse dañado por la cibervictimización LGBTQ+ colectiva no está explicado por la cibervictimización general ni por la homonegatividad internalizada.

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El modelo 3, de la submuestra CH, fue estadísticamente significativo, F(3,1423)=30,68, p<,001, explicando el 9,25% de la variabilidad de los datos.

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  • Efectos directos: como se observa en la Tabla 3, los análisis de regresión de mínimos cuadrados ordinarios (OLS) revelaron que la cibervictimización general tenía un efecto positivo [β=,597, t(3,1423)=7,23, p<,001] sobre la cibervictimización LGBTQ+ colectiva y la homonegatividad internalizada un efecto negativo [β=−,146, t(3,1423)=−6.34, p<,001]. Es decir, un nivel alto de cibervictimización general y un nivel bajo de atribución de homonegatividad internalizada tienen una fuerte relación con sentirse dañado o identificado por las ciberagresiones relacionadas con el colectivo LGBTQ+.

  • Efectos indirectos: como se observa en la Figura 4, el efecto indirecto reveló una moderación negativa de la homonegatividad internalizada en la asociación entre la cibervictimización general y la cibervictimización LGBTQ+ colectiva [β=−,178, t(3,1423)=−1,99, p<,05]. Es decir, las puntuaciones bajas en la atribución de homonegatividad internalizada, o percepción de la vivencia del colectivo LGBTQ+, moderan la asociación entre ser víctima de ciberagresiones generales y sentirse, además, dañado por las ciberagresiones LGBTQ+.

Discusión y conclusiones

La DASCG inherente a la condición humana supone un desafío a la heteronormatividad imperante en muchas sociedades. Así, las orientaciones sexuales e identidades y expresiones de género no normativas se han convertido, en ocasiones, en víctimas de nuevas formas de hostilidad online, como el ciberacoso (Jonas et al., 2022). Profundizar en el conocimiento sobre este tipo de violencia supone un reto fundamental para el bienestar de menores y jóvenes. La presente investigación ha pretendido avanzar en este conocimiento analizando las percepciones del alumnado sobre el ciberacoso LGBTQ+, la cibervictimización general y LGBTQ+ colectiva y el posible el papel moderador de la homonegatividad internalizada en estas dinámicas.

En relación con el primer objetivo, en el que se propuso conocer las opiniones de adolescentes y jóvenes sobre el ciberacoso LGBTQ+ y el tipo de agresiones que incluye, los resultados cualitativos han ayudado a identificar dimensiones muy valiosas para la investigación sobre este tipo de ciberacoso basado en el estigma hacia el colectivo LGBTQ+. Los discursos del alumnado muestran que su definición de la diversidad sexual incluye, además de la orientación sexual como elemento considerado tradicionalmente, otras dimensiones como la identidad y la expresión de género, constituyendo una diversidad sexo-genérica. Sin embargo, también se aprecia que, a pesar de su reconocimiento, la DASCG aún no se vive de forma normalizada en los centros educativos, afirmándose que aún existe miedo a la vivencia abierta de la propia sexualidad (Akers et al., 2021). De hecho, el alumnado también identifica que el colectivo LGBTQ+ es uno de los grupos más vulnerables dentro de los grupos minoritarios e, incluso, que dentro de este grupo existen personas con mayor probabilidad de sufrir cibervictimización, como las personas trans. Esta apreciación concuerda con estudios previos en los que se constató que las personas trans y aquellas percibidas como incongruentes con su género son más victimizadas (Gower et al., 2018; Heino et al., 2021).

Esta investigación también pone de manifiesto la relevancia de comprender el ciberacoso LGBTQ+ como un constructo compuesto por diversos tipos de agresiones y no solo por agresiones LGBTQ+ (Elipe et al., 2022). Entre los tipos de agresiones que el alumnado considera especialmente presentes en el ciberacoso LGBTQ+, señalan las formas verbales o la exclusión social, coincidiendo con las formas destacadas por Olweus y Limber (2018). No obstante, el alumnado también señala otro tipo de agresión que, desde nuestro conocimiento, no había sido incluida en estudios previos y ha evidenciado ser fundamental en la comprensión de esta forma de violencia, el ciberacoso LGBTQ+: aquellas situaciones en las que una persona ve episodios de ciberacoso hacia otras por su diversidad sexo-genérica y también se siente dañada (cibervictimización LGBTQ+ colectiva). Así, profundizar en esta circunstancia resulta de especial interés dado que refleja que hay adolescentes y jóvenes que están especialmente sensibilizados con esta forma de ciberviolencia específica y son capaces de percibirla y definirla, lo que podría ayudar a que adopten un rol defensor como espectadores. Tras realizar los grupos focales, se consideró fundamental realizar esta distinción en el estudio cuantitativo, ya que, como sucede en otros fenómenos, como el ciberodio (Cover, 2022), aunque las agresiones no vayan dirigidas directamente a ellos y ellas, también pueden provocar daño al empatizar, quizás más afectivamente, con el colectivo LGBTQ+. Este resultado está estrechamente relacionado con la subjetividad y la percepción del daño que caracteriza al ciberacoso (Campbell et al., 2012).

En relación con el segundo objetivo, en el que se propuso analizar la cibervictimización general y LGBTQ+ colectiva en función de la DASCG y sus dimensiones, es decir, orientación sexual, identidad y expresión de género, los resultados cuantitativos revelan que las personas bigénero, agénero, las chicas cis, los chicos trans, las personas lesbianas/gais, pansexuales o bisexuales y quienes tienen una expresión de género discordante o andrógina sufren mayor cibervictimización LGBTQ+ colectiva, lo que confirma la necesidad de considerar en las investigaciones no solo la orientación sexual, sino diversas orientaciones, identidades y expresiones de género. Además, coincidiendo con estudios previos (Rice et al., 2015), las chicas cisgénero presentan niveles más altos de cibervictimización y se sienten más dañadas por la cibervictimización LGBTQ+ colectiva que los chicos cisgénero. Sin embargo, en el presente estudio, la ausencia de diferencias entre personas LGBTQ+ y CH en la cibervictimización general contrasta con las halladas por Jonas et al. (2022), quienes identificaron una mayor prevalencia y peores consecuencias del ciberacoso entre el colectivo LGBT+.

En la línea de estudios previos que indicaron la importancia de abordar la homonegatividad internalizada para promover la salud mental y física de las personas LGBTQ+ (Berg et al., 2016), esta investigación va más allá, subrayando su importancia en relación con la cibervictimización también en personas cisgénero heterosexuales. Los resultados cualitativos evidencian que las creencias y emociones negativas respecto al colectivo LGBTQ+ podrían suponer un factor de riesgo tanto de cibervictimización como de ciberagresión.

En relación con el tercer objetivo, en el que se propuso examinar si la homonegatividad internalizada moderaba la relación entre la cibervictimización general y la cibervictimización LGBTQ+ colectiva, los resultados cuantitativos confirman el papel relevante de la homonegatividad en la cibervictimización, de forma que quienes tienen menos homonegatividad internalizada son más sensibles a las ciberagresiones LGBTQ+.

En conclusión, esta investigación pone de manifiesto la existencia de prejuicios y estereotipos en los discursos adolescentes respecto a la diversidad sexo-genérica, la diferente implicación en el ciberacoso LGBTQ+ entre orientaciones sexuales e identidades y expresiones de género, así como el determinante papel de la homonegatividad internalizada en la sensibilización e identificación con este problema. Entre las principales implicaciones educativas de estos hallazgos, se enfatiza la necesidad y pertinencia de seguir implementando estrategias psicoeducativas (Camodeca et al., 2018). La prevención e intervención en el ciberacoso LGBTQ+ desde las escuelas debería involucrar a toda la comunidad educativa y centrarse en elementos que han demostrado ser esenciales, como la responsabilidad social offline y online (Cohen-Almagor, 2018), la presencia de la homonegatividad internalizada, o creencias grupales, estereotipos y prejuicios sobre la diversidad sexo-genérica (Earnshaw et al., 2018), tanto en fenómenos offline (Petrou & Lemke, 2017) como online (Espelage et al., 2019). Tener en cuenta estas claves permitiría diseñar e implementar programas psicoeducativos más comprehensivos, aumentando así su eficacia entre toda la población, LGBTQ+ y CH. Estas especificidades podrían ser también incluidas en prácticas basadas en la evidencia ya existentes que han demostrado ser eficaces, como el programa Asegúrate (Del-Rey et al., 2018). Todo ello ayudaría a seguir avanzando en una educación igualitaria, de acuerdo con la Ley 8/2017 en Andalucía, que recoge el compromiso con la igualdad y la erradicación de discrimicación asociada a la diversidad sexo-genérica en la sociedad en general y en el ámbito educativo en particular.

Este estudio presenta fortalezas, como el empleo de una metodología mixta secuencial (Sampieri, 2018); el uso de una muestra comunitaria que incluye jóvenes LGBTQ+ y CH; o el reconocimiento de las creencias y prejuicios como origen del problema, no la diversidad afectivo-sexual en sí misma. No obstante, los resultados de este estudio mixto secuencial deben ser interpretados con cautela, dada la existencia de algunas limitaciones, como el empleo de una muestra incidental en un contexto sociocultural concreto (Andalucía), limitando así su generalización; su naturaleza transversal, lo cual impide establecer relaciones causales entre las variables analizadas; y el uso de autoinformes en el estudio cuantitativo, que supuso la posible deseabilidad social en las respuestas y la existencia de datos perdidos. Futuras líneas de investigación podrían abordar estas limitaciones y, particularmente, considerando los hallazgos cualitativos y cuantitativos de la presente investigación, incluir la evaluación no solo de las ciberagresiones directas, sino también de las ciberagresiones no personalizadas o colectivas. Sería interesante integrar, además, ciertos comportamientos ofensivos para jóvenes LGBTQ+ y que son minimizados, considerados bromas o normalizados, por ejemplo, el uso de términos referidos a la orientación sexual en tono jocoso (Elipe & Martos-Castro, 2022). (1)