La influencia de la televisión en los hábitos de consumo del telespectador: dictamen de las asociaciones de telespectadores Mª Jesús Fernández Torres |
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RESUMEN |
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La Televisión es el medio de comunicación por excelencia. Al ser la visión el sentido que proporciona una experiencia más directa de las cosas, la televisión desprende la sensación de que lo que en ella se ve es la realidad, y por esto contribuye poderosamente a formar la opinión pública. La mayor parte de las nuevas vías de comportamiento las impone la televisión. La imagen domina sobre la reflexión y convierte en caduco todo lo que no aparece en pantalla. Parece que no es posible imaginar nuestro mundo sin televisión, el medio difusor de mensajes audiovisuales más potente hasta hoy. Los ojos reciben en pocas horas más imágenes que durante cientos de años recibieron decenas de generaciones anteriores a la nuestra. Ese poder de las imágenes es aprovechado por la publicidad, que con imágenes cortas y dinámicas es capaz de seducir al telespectador incitándolo a consumir productos que, en la realidad, se alejan del carácter «maravilloso» que le confiere la televisión. La televisión ha favorecido el consumismo. La sociedad de consumo, nacida en Estados Unidos en la década de 1920 y extendida treinta años después al resto de naciones desarrolladas, se ha visto respaldada por el auge de la televisión y la ingente cantidad de horas que una persona dedica a estar frente a la pantalla, más de tres horas de media. La abundancia de bienes materiales puestos por primera vez a disposición de todos los ciudadanos concordaba con la posibilidad de éstos de adquirirlos y de disfrutarlos. El consumismo es estimulado por la publicidad que aparece en televisión y satisface la pasión compradora del individuo, al tiempo que le proporciona seguridad en sí mismo y le permite repetir los actos de elección. Cada vez más, se dedica mayor porcentaje de tiempo a la interacción con la televisión. Este porcentaje es mayor en jóvenes y adolescentes, que, en su mayoría dedican menos tiempo a la lectura, se interesan poco por las materias escolares, ven mucho la televisión, utilizan videojuegos, etc. Son muchos los estudios que han arrojado datos que demuestran que el abuso de soportes audiovisuales configura un estilo de aprendizaje pasivo, lo que motiva que los niños sean menos creativos e imaginativos e, incluso, muchos pierdan la curiosidad por aprender. Pero no todo lo que aparece en televisión resulta nocivo para la adquisición de hábitos y conductas. Desde la escuela, se deberían realizar campañas educativas orientadas al buen uso de los medios para convertirlos en una herramienta de aprendizaje; a su vez, los padres, deberían enseñar a sus hijos que todo lo que se ve u oye en medios, no corresponde muchas veces con la realidad. El presente trabajo pretende analizar cómo las asociaciones de telespectadores defienden a las audiencias televisivas e intentan regular los contenidos que aparecen en pantalla, con el fin principal de regular los contenidos televisivos que llegan directamente al consumidor. El asociacionismo de telespectadores en España es incipiente y todavía no ejerce un peso específico en los contenidos y en el control de lo que aparece en la programación televisiva. El poder de la televisión para conformar estados de opinión, modas y consumismo en el espectador así como el papel que ejercen las Asociaciones de Telespectadores son los ejes en los que se centra la temática de esta comunicación. |
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ABSTRACT | ||||||
Television is the archetype of all mass media. As sight is the sense which provides us with the most direct experience of things, television makes us feel that what we see is in fact real, and in this way contributes powerfully to the forming of public opinion. Most of the new forms of behaviour are imposed by television. The image overpowers our thinking and converts everything that doesn’t appear on the screen as irrelevant. It seems to be impossible to imagine our world without television, the most powerful provider of audiovisual messages ever to exist. Our eyes receive in just a few hours more images than those received by tens of generations previous to ours. The power of these images is taken advantage of by advertising, which by means of short, dynamic images is capable of seducing the TV viewer, enticing him or her to consume products which, in reality, are far from having the «marvellous» characteristics which television provides them with. Television has favoured consumerism. The consumer society, born in The United States in the 1920s and extended thirty years later to the rest of the developed countries has been strengthened by the growth of television and the enormous amount of time that people spend opposite a TV screen, more than three hours on average. The abundance of material goods shown for the first time to be available to all citizens concorded with their possibility of purchasing them and enjoying them. Consumerism is stimulated by advertisements which appear on television and satisfies the individual’s hunger to buy. This percentage is greater among young people and teenagers, the majority of whom dedicate less time to reading, show little interest in school material, watch a lot of television, play videogames, etc. There are a lot of studies offering information which shows that the abuse of audiovisual material leads to a type of passive learning, causing the children to be less creative and imaginative, and many even lose their curiosity to learn. But not everything which appears on television is damaging to the learning of good habits and behaviour. From schools, educational campaigns orientated towards the positive use of the media should be carried out in order to convert them into a tool for learning; at the same time, parents should tech their children that everything that they see or hear on the media doesn’t always correspond to reality. The present study intends to analyse how the associations of TV viewers defend the television audiences and try to regulate the contents which appear on the screen, with the main objective of regulating the television contents which directly reach the consumer. The concept of associations of TV viewers in Spain is a new one and still doesn’t have any real weight in the choice of contents or in the control of what type of programmes appear on television. The power of television in the forming of opinions, fashions and consumerism in the viewer, as well as the role which the Associations of TV viewers perform, are the core of what it has based this study on. |
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DESCRIPTORES/KEYWORDS | ||||||
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Este documento pretende hacer una reflexión sobre la influencia que ejerce la televisión en los hábitos de consumo del telespectador actual y en cómo las asociaciones de telespectadores luchan por llegar a conseguir una autorregulación del contenido audiovisual. Lo que se pretende a lo largo de este texto es señalar diferentes aspectos que relacionan directamente a la televisión con el consumo abusivo de los contenidos que en ella se emiten así como con el consumismo, fenómeno creciente gracias a la cabida que en la actualidad se le da a la publicidad en la gran pantalla. 1. La Televisión: el medio de comunicación por excelencia La televisión es el medio de comunicación de masas por excelencia. Al ser la visión el sentido que proporciona una experiencia más directa de las cosas, la televisión desprende la sensación de que lo que ene ella se ve es la realidad y, por esto, contribuye poderosamente a formar la opinión pública. La programación televisiva es variada porque llega a mucha gente, pues la televisión se ha convertido en el principal medio de comunicación familiar, desplazando a la radio. El lenguaje televisivo es ágil y sencillo. Las ideas y situaciones que presenta deben ser comprendidas por una audiencia muy amplia. El mensaje que se quiere comunicar se expresa mediante imágenes que deben ser impactantes para llamar continuamente la atención del espectador, ya que éste se encuentra en su casa en una situación no siempre propicia para concentrarse en la televisión. Todas las grabaciones emitidas por televisión han sido preparadas por medio del montaje, incluidos los programas en directo (realización). El gran poder de difusión de la televisión ha motivado que los gobiernos procuraran controlarla para mantener el orden social; pero desde los años ochenta empezaron a aparecer las televisiones privadas, vinculadas a importantes grupos económicos. La televisión sitúa la finalidad de entretener por encima de las de informar y educar. En la actualidad, la televisión es el medio de comunicación que más impacto ha conseguido en la sociedad en menos tiempo. Asimismo, este medio constituye el servicio más extendido y con mayor tasa de penetración en nuestros hogares, siendo sus principales utilidades la información, el entretenimiento y la formación. Según gran parte de los investigadores, la televisión se está convirtiendo en el tercer factor de socialización, junto a la familia y la escuela. Hoy en día, ver la televisión se ha convertido en la tercera actividad a la que dedicamos mayor número de horas en nuestra vida después del trabajo y del sueño; lo que le confiere a este medio una mención especial. 2. Televisión y consumo Desde la época de la revolución industrial, el progreso técnico y el crecimiento económico permitieron un aumento acelerado de la producción y un crecimiento de la riqueza y del nivel de vida. Al mismo tiempo, las mejoras en alimentación y en sanidad provocaban un incremento de la población, que cada vez se concentraba más en las ciudades. La educación comenzaba a abarcar a todos los niños y niñas, y disminuía el tiempo destinado al trabajo, ampliándose, en cambio, las posibilidades de ocio. Con estas bases surgió la sociedad de consumo en los países industriales, primero en los Estados Unidos, en la década de 1920, y treinta años después en el resto de naciones desarrolladas. La abundancia de bienes materiales puestos por primera vez a disposición de todos los ciudadanos concordaba con la posibilidad de éstos de adquirirlos y de disfrutarlos, gracias a la mejora de la renta y del tiempo libre. El sistema de vida de las ciudades en pequeños núcleos familiares también fomentaba el consumo. El aumento imparable de la producción obligó al sistema económico a estimular la demanda de todo tipo de productos, y a crear nuevas necesidades. La moda y la publicidad en los medios de comunicación cumplieron con esta finalidad, y siguen haciéndolo más que nunca. Este consumismo es estimulado por la publicidad y satisface la pasión compradora del individuo, al tiempo que le proporciona seguridad en sí mismo y le permite repetir los actos de elección, siempre gratificantes. En esta sociedad de consumo, el principal método para dar a conocer los productos y favorecer su compra es la publicidad. El elemento central de la publicidad es el anuncio, unidad de comunicación autosuficiente que se caracteriza por la brevedad y la voluntad de causar impacto momentáneo, pues la atención que puede prestar el público siempre es poca. El anuncio combina texto e imagen y puede ir sólo o bien inserto en un medio de comunicación, como el que aquí nos ocupa. La publicidad busca convencer al posible consumidor, presentándole el producto como algo esencial para satisfacer sus auténticas necesidades. Los anuncios utilizan las principales motivaciones de los individuos: autoestima, poder, sexo, juventud, belleza, relaciones humanas satisfactorias,… Se cuida al detalle la estructura del mensaje verbal y su relación con la parte visual, el sonido, la música, el color, los efectos especiales, e incluso los gestos. En nuestra época, la publicidad tiene una creciente influencia ideológica y económica. Repercute en el comportamiento de la gente, en los estilos de vida, en la forma de ver el mundo, en la estética y, en definitiva, en la cultura actual. Interviene cada vez más en el sostenimiento económico de los medios de comunicación y, por lo tanto, determina en parte su contenido. Existen algunas técnicas recientes que tienden a confundir la publicidad con las actividades sociales ordinarias o con la comunicación, de forma que no se perciben los límites. Así ocurre cuando una marca publicitaria patrocina actividades cívicas, culturales o deportivas; también cuando una agencia de publicidad suministra programas a un canal de televisión o emisora de radio a cambio de tiempo publicitario. 2.2. Efectos de la televisión en el consumidor «Los niños entre 4 y 12 años dedican más tiempo a mirar la televisión que a asistir a la escuela». Este importante dato se señala en dos importantes estudios aparecidos en el «Libro Blanco: la educación en el entorno audiovisual» (noviembre, 2003), realizado por el Consell de L’Audiovisual de Catalunya y en el «Anuario de la Televisión», elaborado por el Gabinete de Estudios de la Comunicación Audiovisual. Según los estudios, los niños pasan 990 horas al año ante la pequeña pantalla y 960 horas en la escuela. Por término medio, un niño o adolescente pasa delante del televisor unas 19 horas semanales. A este tiempo habría que añadir otras cinco horas que se dedican a jugar con las videoconsolas, y otras tantas, hasta alcanzar las 30 horas semanales que pasa frente al ordenador. Pero lo más grave es que el consumo se caracteriza por una fuerte tendencia de los niños a ver la programación de «prime time» (de 21 horas a 24 horas) y, por lo tanto, situada fuera del horario protegido que finaliza a las 22 horas. Asimismo, los niños ven cada vez más la televisión de forma individual, solos, y cuentan cada vez menos con el filtro de la opinión adulta para distinguir la ficción de la realidad. Los jóvenes se autoeducan entre ellos mediante la televisión y los videojuegos. El resultado es que los jóvenes son más manipulables por los líderes, piensan menos, se convierten en máquinas de repetición de publicidad, en consumistas y cómodos. Por tanto, el consumo infantil de televisión es extenso, intenso y, generalmente, sin control familiar. A todo ello hay que añadir que existen pocos programas infantiles en las televisiones y cada vez es menor la programación infantil que podemos observar en las parrillas de las cadenas televisivas. De esta manera, los niños, además de no tener una programación adecuada, se han acostumbrado a ver la programación adulta como propia, sin distinguir entre la televisión destinada específicamente a ellos y la dirigida a los adultos. Es aquí donde debería aparecer la figura materna y paterna que orientara al niño a racionalizar y optimizar el consumo de contenidos televisivos. Pero en la adolescencia, el riesgo de conflicto familiar aumenta cuando los padres intentan intervenir en el consumo televisivo de sus hijos. Las causas de este conflicto se hayan en que la mayoría de los hijos vive su tiempo de televisión como algo propio que forma parte de su vida íntima y que debe regirse por sus preferencias personales. Al mismo tiempo, porque es visto como compensación por el tiempo dedicado a la escuela. A esto se une que muchos padres llegan cansados después de la jornada laboral y no se sienten con las energías suficientes como para discutir sobre el consumo de televisión que no consideran tan importante como otras cuestiones tales como el rendimiento escolar y las salidas nocturnas. Todo ello revela que los valores que se transmiten en la escuela no son precisamente los que aparecen y se fomentan a través de la televisión. Los contenidos violentos, sexistas, racistas y el escaso respeto al honor e intimidad de las personas, puede influir negativamente tanto en el proceso de socialización del menor como en la generación de conductas violentas. 2.3. Medidas para un consumo crítico y racional de la televisión Tal y como se desprende de lo que hemos visto hasta el momento, el consumidor infantil debe ser objeto de una especial protección más exigible frente a la televisión y las nuevas tecnologías. Por un lado, el usuario (el niño) está más indefenso por la complejidad del producto audiovisual y de las leyes que lo regulan y, por otro, son múltiples los derechos a proteger: a la información, a la seguridad y a la privacidad, incluso, a sus intereses económicos. Es por ello, que hay que aprender a consumir y a ver la televisión de una manera más crítica y racional. Más que prescindir de la televisión hay que lograr que los niños y jóvenes aprendan a hacer un uso beneficioso de ella. Algunas de las medidas que se pueden proponer para llevar a cabo este consumo son:
Otras propuestas y recomendaciones que todo telespectador y usuario de televisión debería proponerse así como enseñar al consumidor infantil, son las siguientes:
2.3. Panorámica del consumo de televisión español en 2004 Según datos emitidos por Corporación Multimedia y la agencia de medios, Vizeum, el consumo de televisión en España alcanzó en el año 2004 los 218 minutos de media diaria, un dato que representa un récord histórico debido a acontecimientos como los atentados del 11 de Marzo, la boda del Príncipe Felipe o las Olimpiadas. Estos acontecimientos hicieron que el tiempo dedicado a los informativos aumentase hasta el 20’1% de cuota de pantalla y aportaran ya el 11,3% de la cuota general de las cadenas. Según los datos de Corporación Multimedia, los mayores de 45 años representan ya el 52,6% del consumo total, mientras que los jóvenes suponen sólo el 10’9% de la audiencia, una cifra inferior a la de cualquier otro año. Esto se debe a la alternativa que los jóvenes encuentran en los juegos de ordenador o Internet. Otro dato que refleja el estudio es que, mientras que el cine en televisión siguió una línea descendente en las cadenas generalistas, las series nacionales obtuvieron un protagonismo excepcional aunque el fútbol recuperó la primera plaza del ranking de programas más vistos del año. Por otra parte, el incremento del número de horas en publicidad en televisión llegó a las 12.919 horas, lo que significó un aumento del 0’9% respecto al año 2003. 2.4. Legislación e incumplimientos más frecuentes Son muchas las reuniones que se han celebrado para abordar el diseño de un código de «corregulación» del sector audiovisual que evite la emisión de la denominada telebasura en horarios infantiles. Así, desde octubre de 2004, el Gobierno y las cadenas de televisión se vienen reuniendo para elaborar un código que marque los criterios y pautas de programación entre las 6.00 y las 22.00 horas de la noche, la franja de especial protección. La Constitución, en su artículo 20.4, señala que la protección a la juventud y la infancia está por encima incluso de la libertad de expresión. La Ley de la Televisión sin Fronteras dedica su capítulo IV a la protección de menores ante los contenidos televisivos, tanto en lo que se refiere a programación como a la publicidad: los programas susceptibles de perjudicar el desarrollo físico, mental o moral de los menores sólo podrá ofrecerse entre las 22.00 y las 6.00 horas. Se entiende por niño toda persona menor de doce años, y por adolescente, a todo aquel que no supere los dieciocho. 2.4.1. Plan de Reforma del Sector Audiovisual El día 26 de Junio de 2005, el Consejo de Ministros de España ha aprobado el Plan de Reforma del Sector Audiovisual con el objetivo, según el Gobierno, de «impulsar y consolidar un sector audiovisual sostenible, rentable, independiente y que asegure el pluralismo cultural, social y político, así como conseguir una transición rápida, ordenada y factible desde la tecnología analógica a la tecnología digital terrestre». El Plan de Reforma del Sector Audiovisual contiene tres leyes: la Ley de Servicio Público de Radio y Televisión de Titularidad Estatal, la Ley General Audiovisual y la Ley de creación del Consejo Estatal de los Medios Audiovisuales. Asimismo el Plan cuenta con dos Reales Decretos que modifican el Plan Técnico Nacional de Televisión Digital y el Plan Técnico Nacional de la Televisión Privada.
Estos anteproyectos de Ley y los reales decretos contenidos en el Plan de Reforma del Sector Audiovisual iniciarán ahora un proceso público de consultas. 2.4.2. Ley reguladora de los contenidos en Televisión La Ley actual que regula los contenidos en televisión establece que:
2.4.3. Ley reguladora de la publicidad en Televisión La Ley que regula la publicidad en televisión, relacionada con el consumo infantil, establece:
2.4.4. Incumplimientos de la legislación La Ley establece una serie de normas para las distintas formas publicitarias (anuncios, telepromociones, patrocinios), que no siempre se respetan. Diversos estudios de diferentes asociaciones de consumidores a nivel nacional han mostrado incumplimientos de la legislación sobre publicidad. Entre ellos, es necesario destacar los siguientes:
Pero el consumidor y telespectador debe saber como ciudadano que puede actuar de diferentes formas:
3. Asociaciones de Telespectadores: por una regulación audiovisual de calidad Las Asociaciones de Telespectadores cuentan con una dificultad inicial de concepto que hace costoso definir su papel aunque cada vez con mayor claridad se va precisando su sentido y su ámbito de actuación. En la actualidad, la Televisión es uno de los principales agentes socializadores que domina a las personas y a las sociedades modernas. Pero ante este dominio, la sociedad civil permanece inconsciente. Las personas no acabamos de darnos cuenta de la influencia que sobre nuestra vida tiene la pequeña pantalla.Y es que no sentimos el acto de ver televisión como una actividad sino como una costumbre diaria. La mayor parte de las cosas que pensamos y discutimos nos las cuenta la televisión. La televisión hoy por hoy no es un reflejo fiel de la realidad social en la que vivimos sino una desenfocada imagen de ella, creada e impuesta desde intereses económicos, políticos e ideológicos y, por tanto, no constituye una fuente de conocimiento y libertad, sino de contaminación y manipulación ideológica. 3.1. Fines y métodos de las Asociaciones de Telespectadores Desde las Asociaciones de Telespectadores se lucha por defender al consumidor frente a la contaminación social de los medios. Las Asociaciones de Telespectadores y Radioyentes son ante todo asociaciones de consumidores, o mejor dicho, asociaciones de usuarios de los medios de comunicación audiovisuales domésticos, entendiendo por tales no sólo la televisión y la radio, sino también Internet, el vídeo, los videojuegos, el ordenador, los móviles y todos aquellos que vayan surgiendo de la implantación de las nuevas tecnologías audiovisuales en el ámbito familiar. Las Asociaciones de Telespectadores vertebran su actividad en cinco ejes fundamentales (1):
Asimismo, desde las Asociaciones de Telespectadores más importantes de España se firmó un manifiesto en el Congreso Iberoamericano de Comunicación y Educación «Luces en el laberinto audiovisual» organizado por el grupo Comunicar en la ciudad de Huelva en el año 2003, en el que entre lo más destacado, se pedía:
3.2. Principales Asociaciones de Telespectadores en España Las principales Asociaciones de Telespectadores en España son:
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BOZA, J. (2003): «Las Asociaciones de telespectadores y su producto de consumo hoy: diez paradojas acerca de la televisión» en Luces en el Laberinto Audiovisual. Congreso Iberoamericano de Comunicación y Educación. Huelva, Grupo Comunicar. Referencias |
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Mª Jesús Fernández Torres es responsable de comunicación de la Asociación General de Consumidores, Confederación ASGECO, en Andalucía (España) (mariajesusfernandez2000@hotmail.com). |
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