La televisión como transmisora de actitudes,
valores y referentes ideológicos
Television as a messenger of attitudes, values and ideological referents

 

Romualdo Benítez Serrano
Sevilla (España)

     
             
             
     

RESUMEN

     
     

En la presente comunicación el autor destaca, en primer lugar, la enorme importancia e influencia que tienen los medios de comunicación audiovisual, y en concreto la televisión, en la sociedad actual y en particular en la educación. Se considera también que la televisión es una pieza insustituible como recurso didáctico en todos los niveles educativos. Por eso, se demanda a la administración educativa que este medio de comunicación ocupe un lugar preponderante en la enseñanza, entre los profesionales de la educación y los alumnos.

A continuación, se pasa a analizar el concepto de manipulación, rechazando las teorías de la comunicación sustentadas en el modelo de Shannon. Los comunicadores, más bien, recrean la realidad, más que reflejarla. Sin embargo, se apela en este punto a la responsabilidad social de los medios, denunciando que la programación únicamente se rija por el criterio de cuotas de audiencia y, por el consiguiente beneficio económico.

Se indican también los referentes ideológicos y filosóficos que sustentan los mensajes que transmite la televisión, la posmodernidad.

Finalmente, ante tanta diversidad de ofertas y de discursos de los medios, el autor nombra y examina tres grandes problemas que están presentes de manera acuciante en la sociedad del siglo XXI, siendo de urgente necesidad abordarlos adecuada y satisfactoriamente en el aula. Éstos son: la violencia y en concreto, la violencia terrorista, la pobreza y la inmigración y la manipulación genética, a través de la ciencia y de la técnica.

En este sentido, se alude a la situación de violencia terrorista e indiscriminada, en muchos casos suicida, que no tiene precedentes en nuestras sociedades. Se nombran y se estudian los sucesos ocurridos el 11 de Septiembre de 2001 en Nueva York, el 11 de Marzo de 2004 en Madrid y el 7 de Julio de este mismo año en Londres.

En cuanto a la pobreza, se denuncia la escandalosa separación entre ricos y pobres en todas las estructuras sociales, países, regiones, o incluso grupos humanos en una misma ciudad. Se señala también la profunda desigualdad entre los pueblos y el riesgo de que se produzca un caos social.

En lo que se refiere a la manipulación genética, junto a los grandes beneficios que puede aportar, se indica la posibilidad, no muy lejana, que tiene el ser humano de crear grupos humanos genéticamente superiores, como ya anticipara A. Huxley en su célebre novela «Un mundo feliz».

Se hacen, por último, propuestas oportunas para su análisis y comprensión donde se use la televisión y otros medios de comunicación, como el cine.

Asimismo, se recogen algunas páginas web sobre educación y medios de comunicación que pueden ser útiles para su utilización en el aula en los distintos niveles educativos.

     
      ABSTRACT      
     

This synopsis highlights the vast significance of audiovisual communication in today’s society and moreover in the world of education. It also reveals the influence such means of communication wields. The author largely focuses on the importance of television, and considers it to be an essential visual aid for educating at all levels.

The author then proceeds to analyse the concept of manipulation, while rejecting the theories of the Shannon-Weaver model.

He also points out the philosophical and ideological rules on which messages coming from television are based; that is to say, postmodernism.

Finally, given the range of coverage that the media uphold, the author looks at three major problems concerning society in the 21st century and reinforces the importance of covering these issues in the classroom. These are: violence, primarily concerning terrorist acts of violence, poverty, immigration, and genetic manipulation through science and technology.

To conclude the author puts forward some ideas for consideration, suggesting how the television and other means of communication can be used on an everyday basis.

     
      DESCRIPTORES/KEYWORDS      
     

Televisión, valores, referentes ideológicos, violencia.
Television, values, ideological referents, violence.

     
     

1. La influencia de la televisión en la educación

     
     

No exagero si digo que todos los analistas estarían de acuerdo en afirmar que los medios de comunicación audiovisual se han desarrollado en las últimas décadas hasta tal punto que, sin lugar a dudas, constituyen uno de los elementos imprescindibles para poder entender nuestra sociedad.

Esto encuentra especial relevancia en la situación actual en la que la proliferación de las cadenas privadas de televisión, las transmisiones vía satélite, las autopistas de la comunicación, el desarrollo informático, la televisión por cable, etc. tienen una enorme influencia en la sociedad en la que vivimos y en concreto, en nuestros alumnos. Y sobre todo, habría que destacar el uso que de estos canales realizan los poderes económicos y políticos para alcanzar sus objetivos.

En lo que aquí respecta, me propongo resaltar el extraordinario poder que tienen en la transmisión de referentes ideológicos con sus consecuentes influencias educativas. Asimismo, los medios y con preponderancia la televisión, se configuran en verdaderos instrumentos conformadores de actitudes, opiniones y conductas sociales e individuales, que condicionan la aparición de nuevos valores y el ocultamiento de otros.

Me parece oportuno en estos momentos narrar un hecho que sucedió no hace mucho tiempo. En el año 1978 se transmitió por televisión en varios países del mundo una miniserie estadounidense, llamada «Holocausto». Se trataba de la historia ficticia de una familia judía, víctima del genocidio alemán.

En EE.UU. tuvo un éxito rotundo, alcanzando una audiencia de casi cien millones de espectadores. En Alemania, con unos quince millones de espectadores, su éxito fue igual de significativo. Desde entonces todo el mundo tiene al menos una vaga noción de lo que pasó –y cómo fue lo que pasó- en los campos de concentración alemanes.

Peter Novik afirma que, después de la película, los estadounidenses obtuvieron más información sobre el «Holocausto» que en los treinta años precedentes. Una información, por cierto, confeccionada a través de los momentos históricos más relevantes que ofrecen una visión panorámica de la historia de los judíos en la Alemanianazi: el año en el que fueron sancionadas las leyes de Núremberg, la «Noche de los cristales rotos», la conferencia de Wannsee en la que se decidió la «Solución final», el levantamiento del gueto de Varsovia y, por último, el terror en diversos campos de concentración: Buchenwald, Theresienstadt y Auschwitz.

No resulta, pues, exagerada la afirmación de que un producto mediático, en este caso la televisión, configuró el saber de millones de personas sobre el genocidio. La aparición de la miniserie no fue un mero entretenimiento televisivo. Muy por el contrario, fue la gota que activó discusiones a nivel mundial sobre el pasado criminal alemán.

Ciertamente, ya se sabía mucho sobre el genocidio. Sin embargo, toda la investigación se limitaba a los estrechos círculos del saber especializado. Sólo con la emisión de la serie el tema alcanzó a grandes sectores de la sociedad: se discutía en las escuelas, en las Universidades, fue objeto de debate en la televisión y en revistas populares, etc.

Y más recientemente, en 1993 se estrenó de nuevo una película estadounidense sobre el holocausto, titulada «La lista de Schindler», de Steven Spielberg. En esta ocasión, se trataba de la historia real del empresario nazi Oskar Schindler, que salvó la vida de más de mil judíos. La película tiene un carácter pedagógico, aunque el genocidio se enfoca desde una perspectiva bastante provocativa, pues Spielberg no ubica en el centro del filme la matanza de los judíos, sino la salvación de mil cien judíos por un nazi. La película se discute por todas partes y tiene una enorme influencia.

La televisión y la revolución de la difusión digital de la imagen del último cuarto del siglo XX, y principios del XXI, han conseguido hacerse omnipresentes en todos los medios y espacios vitales. Han creado modelos y pautas de vida globalizados que llegan sin excepción a todos los rincones del planeta, participando activamente en ese universo global al que parece que tendemos.

Sin duda, la televisión es por antonomasia, nos guste o no nos guste, uno de los principales embajadores de la nueva colonización cultural. Por ello, es evidente que su influencia social actual la ha convertido, además de en un medio de evasión de la realidad, en un sistema de incidencia sobre ésta, ampliando los códigos de referencia, los cánones sociológicos, los modelos culturales y éticos, etc. de la sociedad del siglo XXI.

Por todo ello, pienso que la televisión compendia los elementos de la comunicación convirtiéndose en pieza insustituible, tanto como recurso didáctico y fundamento educativo para llegar a la investigación, como clave metodológica de los nuevos diseños curriculares y actividad fundamental en todos los niveles educativos.

La trascendencia de este medio de comunicación exige y demanda que ocupe un lugar importante en la enseñanza, entre los profesionales de la educación y los alumnos.

Por tanto, sería un grave error que la administración educativasoslayara el hecho evidente de que todo proyecto basado en los sistemas tradicionales de enseñanza está abocado a encontrarse en clara desventaja frente a los medios de comunicación, y en especial a la televisión,en lo que se refiere a su capacidad formativa y educadora, en cuanto que las actitudes y valores que éstos transmiten pueden entrar en contradicción con los que se pretenden transmitir en los centros de enseñanza.

     
     

2. Televisión y manipulación

     
     

Es obvio que los medios de comunicación de masas son mucho más que simples instrumentos que transmiten los acontecimientos. Los periodistas, los publicistas y comunicadores, no juegan, en el ejercicio de su profesión, el papel de meros mediadores entre los hechos y la sociedad receptora de sus mensajes, como si los hechos estuviesen en sí mismos ya constituidos y acabados.

Tal es la base de las teorías de la comunicación deudoras del modelo de Shannon, según el cual la producción de la comunicación es concebida como recodificación o traducción directa de mensajes existentes provenientes del mundo exterior, de la realidad.

De ahí que exista la tendencia popular a exigir de los medios de comunicación que trabajen con objetividad. La objetividad aparece así como meta primordial a perseguir en cada momento del proceso comunicativo. De este modo, existe igualmente la tendencia a pensar que si no se respeta la objetividad de los hechos, el comunicador, o el medio en cuestión están ejerciendo una auténtica manipulaciónsobre nosotros, los receptores.

Pero, esta manera de entender la comunicación no es acertada. Los medios de comunicación, desde un punto de vista material, son empresas, en las que trabajan personas, es decir, sujetos que seleccionan y codifican los acontecimientos reales, es decir, los miran, los oyen, los tocan, en fin, los piensan. Así pues, tal selección y codificación están sujetas a multitud de filtros, empezando por el filtro de la percepción individual de los hechos, hasta el filtro de los intereses políticos y económicos de la empresa informativa.

Por tanto, podemos sostener, junto con González Requena, que los medios de comunicación de masas, en lugar de ser meros transmisores de hechos, se constituyen más bien como «espacios de producción» de los discursos que configuran la realidad social, son verdaderas «instituciones generadoras de discursos sociales».

De este modo, una vez que aceptamos que los mensajes mediáticos son signos, producciones humanas, hemos de descartar la objetividad como meta final que debe perseguir un medio, y situarnos más bien en el plano de la subjetividad.

Pues bien, desechado el concepto de objetividad como meta a perseguir, resulta incongruente hablar de manipulación, como trasgresión de la objetividad. Podemos así despojar a la noción de manipulación de su carácter peyorativo y asumir que la manipulación es necesaria pues, como dice el anteriormente citado González Requena, «nombra expresivamente lo que sucede en el proceso de conversión del hecho bruto en discurso informativo» (González Requena, J., 1989, El espectáculo informativo, Madrid, Akal, pág.14).

Pero lo más paradójico de la cuestión es que son los propios medios de comunicación los primeros que hacen alarde de su respeto a la objetividad y de ser meros transmisores de la realidad. Recuerden, si no,la célebre frase con la que el presentador de televisión Sainz de Buruaga, terminaba las noticias «así son las cosas y así se las hemos contado», con la intención de crear tal vez la conciencia generalizada de que la actividad informativa está desprovista de cualquier interés o motivación que vaya más allá de la prestación de un servicio público o de reflejar los hechos tal como son.

Y precisamente aquí es donde podemos juzgar negativamente a los medios de comunicación, pues sabedores de que la objetividad no es posible, se atreven a legitimar su trabajo en nombre de ella.

Pues bien, llegados a este punto podemos poner en tela de juicio la responsabilidad social de los medios. Por un lado, es necesario que los comunicadores admitan que su papel no consiste en reflejar la realidad sino en reconstruirla, recrearla. Y por otro lado, y es aquí donde hay que tener más cuidado, los medios, si pretenden actuar con legitimidad, no pueden aprovecharse de la confianza que les otorga la sociedad para obtener un cúmulo de beneficios particulares, sobre todo económicos. De ahí proviene su obsesiva atención a las cuotas de audiencia o de mercado. Han de cumplir, por el contrario, con las normas básicas de los medios de comunicación social, a saber: formar, informar y entretener y no deformar, desinformar y entretener.

Por último, por la forma en que se seleccionan los hechos y se reconstruye la realidad, podemos acusar a un determinado medio de que en lugar de informar, desinforma y esta acusación también la podemos extrapolar al grosso de la sociedad actual, la llamada sociedad de la información y la comunicación.

Y ahora nos podemos preguntar si la sociedad de los nuevos medios es más comunicativa. Es cierto que las nuevas técnicas de transmisión, como el cable y el satélite, permiten ampliar la oferta de programas que, en consecuencia, exigen de las audiencias más tiempo de visión. Somos protagonistas y, al mismo tiempo testigos de la transformación de la sociedad. Pero de una sociedad que es cada vez más inactiva y sumisa, una sociedad de medios, que más que informar desinforman, ya que crean un mundo saciado de emisiones de entretenimientos, que adormecen y que imposibilitan que crezca una actitud crítica. De hecho, la multiplicación de los medios, y dentro de ellos, de su programación disminuye el conocimiento, en vez de enriquecerlo, porque la sobreabundancia de señales recarga excesivamente la capacidad de percepción y debilita el análisis de la información por parte del receptor.

El potencial culturalmente enriquecedor de los nuevos medios es innegable. De lo que se trata, como indica Vicente Romano, «es de que el cambio cuantitativo de la oferta se traduzca en una nueva y mejor calidad de la vida social» (Romano, V. 1993: Desarrollo y progreso. Barcelona, Teide).

Habría que plantearse, pues, cuáles son las necesidades reales de información y comunicación de la población. ¿Está la sociedad interesada en favorecer la creatividad, la solidaridad, el sentido de la realidad de los ciudadanos? ¿No está la ciudadanía interesada en preservar a los niños y a los adultos de una dependencia de los medios electrónicos que empieza a adquirir características de drogodependencia? ¿Cómo puede conservar el individuo su entorno comunicativo sin comunicarse con la colectividad a la que pertenece? ¿No están los ciudadanos interesados en la creación de un medio social más humano, es decir, más cooperativo, más solidario, más libre?

La defensa de la sociedad de los medios electrónicos puede producir, en suma, menos comunicación, esto es, más soledad. Pero recordemos que esta sociedad se ha ido construyendo y modelando en nombre del progreso. ¿Se trataba sólo del progreso tecnológico, o también del humano? Si aspirábamos a las dos cosas, quizás, desde Guttemberg, nos hemos equivocado. Pero tal no es el caso. Podemos avanzar hacia el progreso tecnológico, pero sin descuidar la afirmación de que la tecnología está al servicio del hombre.

Por eso, es absolutamente necesaria e imprescindible la educación y la búsqueda de una ética de los medios de comunicación, que nos ayude a caminar hacia ese progreso humano que idealmente proporciona el desarrollo tecnológico.
     
     

3. Actitudes, valores y referentes ideológicos

     
     

La presencia del medio televisivo en nuestras vidas es tan notable que prácticamente nadie puede sustraerse a ella. Está ubicada en la mayoría de las habitaciones de la casa y no exagero si digo que está presente hasta en la cocina. De una u otra forma, la televisión la consumimos casi a diario y en muchos casos en la soledad de nuestra habitación. Sin apenas regulación los diferentes discursos televisivos se introducen en nuestros hogares de manera solapada, influyendo en nuestra mentalidad, en nuestras conductas y comportamientos. La televisión funciona de modo ininterrumpido. Se emite durante las veinticuatro horas del díay es polimórfica: deportes, informativos, reality show, espectáculos musicales, documentales, films, etc.

Esta variedad insaciable responde a un claro referente filosófico e ideológico: la posmodernidad, que corresponde al momento histórico que estamos viviendo, denominado posindustrial.

La fragmentación de la cultura posmoderna se atribuye a la variedad y vertiginosidad de los cambios tecnológicos y a la saturación de información que proveen los medios de comunicación de masas. Si la Modernidad se caracteriza por la confianza en el progreso, por la búsqueda de una razón universal que explique el momento histórico y su devenir, la aspiración a alcanzar utopías o metas ideales, un fuerte sentido de la vida con la aceptación de responsabilidades acerca del mundo, responsabilidad por los otros y especialmente por los más desgraciados y pobres., la posmodernidad corresponde a un momento histórico diferente, a una sociedad de consumo, a una sociedad de la informática, de los medios de comunicación de masas, a una sociedad de una tecnología sofisticada. Propugna y estimula la cultura mosaico, fundamentada en la superficialidad de los mensajes y en una mirada calidoscópica que se alimenta de discursos diversos, efímeros y dinámicos.

Asimismo, se anima a un consumo masificado tanto de objetos como de imágenes, una cultura hedonista que defiende la presencia de valores permisivos y light, la diversión momentánea, el individualismo, la relajación y el vivir y el disfrutar el instante (carpe diem), sin desarrollar una conciencia crítica, más bien fomentando la pasividad acrítica.

Así, la televisión ha generado en la sociedad una cultura de lo efímero y frívolo, de lo banal y lo engañoso, olvidando su capacidad informativa.

La cotidianeidad tiende a realizarse con un mínimo de coacciones y el máximo de elecciones privadas posibles, con el mínimo de austeridad y el máximo de goce, con la menor represión y la mayor comprensión posible. En definitiva, poder planificar una vida a la carta. Ésta sería la utopía de los tiempos posmodernos. El mito, no sería ya Prometeo como en la Modernidad, sino Narciso.

La posmodernidad, sin embargo, no implica una liberación del control social, no nos libera de una estrategia de control global. Sencillamente varía la manera de ejercer dicho control. Ahora dicho control se ejerce a través de la seducción, de una oferta de consumo, de objetos o de imágenes, consumo de hechos concretos o de simulacros.

La cultura posmoderna es en realidad una pluralidad de subculturas que corresponden a diversos grupos sociales y que adquieren su propia legitimación a existir y a coexistir con otras subculturas con igual o similar reconocimiento social. La cultura posmoderna es materialista y espiritualista, porno y discreta, renovadora y retro, consumista y ecologista, sofisticada y espontánea, espectacular y creativa. Se diversifican las posibilidades de elección individual, se anulan los puntos de referencia ya que se destruyen los sentidos únicos y los valores superiores, dando un amplio margen a la elección individual. 

Ante tanta diversidad de mensajes, de ofertas y de discursos quiero destacar y centrarme aquí en tres grandes problemas sintomáticos de nuestro tiempo, que están presentes en todos los medios. Entiendo que deben ser tratados adecuada y satisfactoriamente en el aula, ayudando, en primer lugar, a hacerlos comprender a los alumnos y estimulando y desarrollando su capacidad crítica.

Éstos son:

La violencia y en concreto, la violencia terrorista, la pobreza y la inmigración y la manipulación genética, a través de la ciencia y de la técnica.

     
     

3.1. La violencia

     
     

Desgraciadamente se ha hecho presente en nuestra vida cotidiana: agresiones a profesores, coacciones (bulling) entre los alumnos, maltrato y asesinatos de mujeres, ETA, etc.

Para trabajar estos fenómenos sociales en el aula podemos recurrir a algunas películas, tales como, por ejemplo, Tesis (1996), de Amenábar, La naranja mecánica (1971) de S. Kubrick,las tres partes de El Padrino (1972) de F.F. Coppola, Pulp Fiction (1994) de Q. Tarantino, Días Contados (1994) de Imanol Uribe, etc.

Pero podemos decir que la violencia se ha globalizado, se ha hecho universal a través del terrorismo. Recordemos el 11 de Septiembre de 2001 en Nueva York, la guerra de Irak, el 11 de Marzo en Madrid y ahora, cuando escribo estas líneas, el 7 Julio de 2005 en Londres.

Una extraordinaria fuente de información serían los videos de televisión sobre los acontecimientos citados.

Me parece también muy oportuno y valioso para ayudar a comprender estos sucesos y para contribuir a desarrollar una conciencia crítica en los alumnos mostrar los posicionamientos antagónicos ante lo acaecido en Nueva York el 11 de Septiembre, de dos influyentes escritoras y periodistas: la italiana y residente en Nueva York Oriana Fallaci, publicados en España en el diario El Mundo, a partir del 30 de septiembre de 2001 y la india Arundhati Roy a partir del 7 de Octubre de 2001.

Resumo brevemente la posición de O. Fallaci:

Se trata de un choque de culturas o de civilizaciones. Por un lado, la sociedad occidental, democrática, abierta, libre, creadora de riqueza y de bienestar, de la ciencia y de la tecnología moderna, tolerante, defensora de la igualdad de la mujer, mosaico de grupos étnicos y religiosos, etc.

A lo «otro», en realidad, no se le puede denominar ni siquiera «cultura». Pertenecen a ella Mahoma, el Corán, la guerra santa con la que se pretende destruir nuestro mundo, nuestro arte, nuestra ciencia, en fin, nuestra forma de vivir. Se humilla a la mujer. Se defiende la poligamia. Las mujeres valen menos que los camellos. Hay matanzas de jóvenes en los estadios y en las plazas públicas y se pretende imponer las normas coránicas a todo el universo.

Sintetizo ahora la postura de Arundhati Roy:

El rechazo al gobierno de EE.UU, no al pueblo americano, tiene su raíz en el apoyo al terrorismo militar y económico, a las dictaduras militares, a la insurgencia, por parte del estado. Denuncia la muerte de 500.000 niños iraquíes en 1996 como consecuencia de las sanciones económicas. En Afganistán, en otros tiempos aliado de EE.UU., hay, según reconoce la ONU, ocho millones de personas que necesitan ayuda de emergencia. Se ordenó con apoyo de la CIA que cultivasen opio. Se instalaron cientos de laboratorios de heroína, convirtiéndose en la mayor productora de heroína del mundo.

Para esta escritora el 11 de septiembre nos ha mostrado que el mundo marcha horriblemente mal. Recuérdense los millones de muertos habidos en Corea, Vietnam y Camboya, los 170.000 muertos cuando Israel invadió el Líbano, apoyado por EE.UU., los 200.000 iraquíes. Y los millones de muertos de Yugoslavia, Somalia, República Dominicana, Haití, Chile, Nicaragua, El Salvador, Argentina, etc. a manos de dictadores y genocidas, a quienes EE.UU. apoyó, entrenó, pagó y suministró armamento. Así, sigue denunciando otros atropellos y la apropiación indebida de riqueza a otros pueblos, por parte de EE.UU.

     
      3.2. La pobreza y la inmigración      
     

El relativamente recién publicado «Informe sobre el Desarrollo mundial 2000-2001. Lucha contra la pobreza» del Banco Mundial constata, una vez más, que el mundo sigue su curso inexorable hacia una especie de «Apartheid» universal o humanidad dual, caracterizada por la escandalosa separación entre ricos y pobres en todas sus estructuras sociales, sean países en el mundo, regiones en un mismo país o incluso grupos humanos en una región o en una misma ciudad. Es una brecha que desgraciadamente se ensancha a medida que crece la economía y las riquezas aumentan. «En un momento de riquezas sin precedentes para muchos países, 2.800 millones de personas, esto es, el 46% de la población mundial viven con menos de dos dólares diarios».

Pero el rasgo más dramático que registra el informe es la evolución de la desigualdad: «El ingreso medio en los veinte países más ricos es treinta y siete veces mayor que el de los veinte más pobres y esta brecha se ha duplicado en los últimos cuarenta años».

Y es que parece que la desigualdad se alimenta de la riqueza. Cuanta más riqueza se crea más grande es la desigualdad. Esto muestra lo mal organizada -lo globalmente irracional- que está la circulación y la distribución de la riqueza creada.

Pero además es una tragedia porque la desigualdad no puede sino llevar directamente al caos. La desigualdad deshace el pacto social en virtud el cual se establece y se mantiene el orden cívico nacional e internacional. En el fondo el pacto consiste en que todos se comprometen a obedecer y respetar las normas de convivencia con tal de que les resulten ventajas materiales y espirituales de su obediencia a las autoridades y a las leyes que promulgan. Pero ¿por qué los pobres van a respetar y obedecer unas normas que no les reportan ninguna ventaja, mientras que su respeto y obediencia hacen posible que otros se aprovechen de esas ventajas?

Si la obediencia de los pobres a las normas hace que otros se enriquezcan, acabarán rompiendo las normas. He ahí la lógica de la subversión a la autoridad, de la anomia y eventualmente del caos. Las autoridades tratan de evitar este caos, pero no yendo a las raíces de la injusticia y de la desigualdad que lo alimentan, sino tratando de separar física y funcionalmente a los pobres de los ricos con especial planificación urbana, segmentación de mercados, diversidad de contratos laborales y, en última instancia, incremento de la policía y creación de nuevas cárceles.

El mundo se está así poblando de apartheids locales con urbanizaciones y barrios enteros segregados y protegidos con una tecnología de seguridad que dejaría obsoleta a la empleada, por ejemplo, en el muro de Berlín.

La cuestión principal que habría que plantear a los alumnos y sobre la que habría que reflexionar seriamente sería: ¿Se podrá alguna vez cambiar la estructura de poder económico y político que impide soluciones eficaces a la pobreza y a la desigualdad por medio de una redistribución a escala mundial de los recursos existentes en abundancia suficiente para resolver los graves problemas económicos de la humanidad?

A este respecto, existen grandes películas y documentales televisivos que reflejan la pobreza y la emigración en el mundo que podemos emplear oportunamente en el aula.Cito algunas: América, América de E. Kazán, Polígono Sur de Dominique Abel, Viridiana, de L. Buñuel, Ciudad de Dios, de Fernando Meirelles, etc.

     
     

3.3 La manipulación genética, a través de la ciencia y la técnica

     
     

Otro gran reto al que nos enfrentamos en la sociedad actual y que se presta a ser tratado de modo interdisciplinar es el del genoma humano y la manipulación genética. Puede ser enseñando por profesores de Ciencias Naturales, Filosofía, Ética, Ciencias Sociales, etc.

Los medios de comunicación se han hecho eco de los grandes éxitos que han tenido lugar contra los males de la herencia genética. Así, por ejemplo, más de 400 parejas con riesgo de transmitir graves dolencias genéticas se han sometido en España a una fecundación in Vitro (FIV) con diagnóstico preimplantacional, la técnica que ha permitido a unos padres de EE.UU. engendrar un niño libre de la anemia de Falconi que padece la hermana mayor, con el propósito de que la niña pudiera disponer de un donante de células madre idóneas para tratar su enfermedad. Pero ¿es legítimo engendrar a una persona para que sirva de donante?

El ser humano tiene 35.000 genes y nace menos condicionado de lo que se creía. Por tanto, el ADN no tiene la culpa del mal comportamiento y de la violencia del hombre. Este hallazgo propina un duro golpe al determinismo biológico.

Por último, me voy a referir a una excelente película, titulada «Gattaca, un futuro nada increíble», rodada en el año 1998 que plantea algunos problemas relacionados con la manipulación genética.

Gattaca no hace sino mostrar en esencia el futuro al que probablemente nos dirigimos, en un momento en el que los avances en materia genética -particularmente en lo que se refiere a sus aplicaciones en los seres humanos- son ya una realidad imparable. En este futuro indeterminado, pero próximo, el conocimiento de la ingeniería genética derivará hacia una nueva forma de determinismo social que acabará implantando una sociedad deshumanizada, sumamente controlada y de trasfondo fascista. Gattaca es, sobre todo, una reflexión sobre los adelantos genéticos.

Por ello, es una película muy recomendable y que nos incita a pensar sobre el alcance de la manipulación genética, sobre la intervención del Estado para controlarla, sobre la posibilidad de que todos los hombres, incluidos los más pobres, tengan acceso los beneficios que se derivan de ella.

Todo esto evoca indudablemente y pone de actualidad la gran novela de A. Huxley, titulada «Un mundo feliz».
     
      4. Algunas páginas web de especial interés      
     

Están tomadas del libro de Amar Rodríguez, V. (2003).
Cine y Didáctica
https://sauce.pntic.mec.es/-algobal/cecope/cine.htm#15
Página de cine y educación en valores. Se ofrecen guías didácticas para trabajar con el cine en el aula en las distintas áreas y niveles educativos.
https://victorian.fortunecity.com/muses/116/cinematografo.html
Página con varios reconocimientos y premios. También dedicada al cine y a la educación.
Cine y Educación
www.aulacreativa.org/cineducacion/
Presenta una amplia información, variada y rigurosa sobre las posibilidades que ofrece el cine en las aulas, indicando pistas para su uso didáctico.
www.geocities.com/videoeducativo/index3.
www.filmonline.com.ar/nuevo/links/links.html
Interesante página de cine donde se ofrecen diferentes enlaces de sumo interés así como una importante base de datos.
Revistas de cine
www.quadernsdigitals.net/
Ofrece un material de suma utilidad para la comunidad educativa, de gran interés porque satisface las diversas necesidades de los que se dedican a la educación.
www.buscacine.com/html/gp21html
Se ofrecen más de cien revistas digitales con una amplia información referente al cine desde críticas, noticias, estrenos y foros. Se informa también sobre cine y películas de estreno.

     
     
Referencias
     
     

AMAR RODRÍGUEZ, V.M. (2003): Comprender y disfrutar el cine. La gran pantalla como recurso educativo. Huelva, Grupo Comunicar Ediciones.
BOURDIEU, P. (1997): Sobre la televisión. Barcelona, Anagrama.
BUENO, G. (2002): Telebasura y democracia. Barcelona, Ediciones B.
CABRERA, J. (1999): Cine: cien años de filosofía. Una introducción a la filosofía a través del análisis de películas. Barcelona, Gedisa.
ECHEVARRÍA, J. (1999): Los señores del aire: telépolis y el tercer entorno. Barcelona, Destino.
FERRÉS, J. (1996): Televisión y educación. Barcelona, Paidós.
GONZÁLEZ REQUENA, J. (1989): El espectáculo informativo, Madrid, Akal.
MARTÍNEZ-SALANOVA SÁNCHEZ, E. (2002): Aprender con el cine, aprender de película. Una visión didáctica para aprender e investigar con el cine. Huelva, Grupo Comunicar Ediciones.
RAWLS, J. (1971): A Theory of Justice. Oxford, U.P. Hay versión castellana (1979): Teoría de la justicia. México, F.C.E.
ROMANO, V. (1993): Desarrollo y progreso. Barcelona, Teide.
SARTORI, G. (1998): Homo videns, la sociedad teledirigida. Madrid, Taurus.
VILCHES, L. (1993): La televisión. Los efectos del bien y del mal. Barcelona, Paidós.

     
     
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Romualdo Benítez Serrano es Catedrático de Filosofía en el IES V Centenario de Sevilla (España) (rbs58@hotmail.com).