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La Televisión es el medio de comunicación por excelencia. Al ser la visión el sentido que proporciona una experiencia más directa de las cosas, la televisión desprende la sensación de que lo que en ella se ve es la realidad, y por esto contribuye poderosamente a formar la opinión pública. La mayor parte de las nuevas vías de comportamiento las impone la televisión. La imagen domina sobre la reflexión y convierte en caduco todo lo que no aparece en pantalla. Parece que no es posible imaginar nuestro mundo sin televisión, el medio difusor de mensajes audiovisuales más potente hasta hoy. Los ojos reciben en pocas horas más imágenes que durante cientos de años recibieron decenas de generaciones anteriores a la nuestra. Ese poder de las imágenes es aprovechado por la publicidad, que con imágenes cortas y dinámicas es capaz de seducir al telespectador incitándolo a consumir productos que, en la realidad, se alejan del carácter «maravilloso» que le confiere la televisión. La televisión ha favorecido el consumismo. La sociedad de consumo, nacida en Estados Unidos en la década de 1920 y extendida treinta años después al resto de naciones desarrolladas, se ha visto respaldada por el auge de la televisión y la ingente cantidad de horas que una persona dedica a estar frente a la pantalla, más de tres horas de media. La abundancia de bienes materiales puestos por primera vez a disposición de todos los ciudadanos concordaba con la posibilidad de éstos de adquirirlos y de disfrutarlos. El consumismo es estimulado por la publicidad que aparece en televisión y satisface la pasión compradora del individuo, al tiempo que le proporciona seguridad en sí mismo y le permite repetir los actos de elección. Cada vez más, se dedica mayor porcentaje de tiempo a la interacción con la televisión. Este porcentaje es mayor en jóvenes y adolescentes, que, en su mayoría dedican menos tiempo a la lectura, se interesan poco por las materias escolares, ven mucho la televisión, utilizan videojuegos, etc. Son muchos los estudios que han arrojado datos que demuestran que el abuso de soportes audiovisuales configura un estilo de aprendizaje pasivo, lo que motiva que los niños sean menos creativos e imaginativos e, incluso, muchos pierdan la curiosidad por aprender. Pero no todo lo que aparece en televisión resulta nocivo para la adquisición de hábitos y conductas. Desde la escuela, se deberían realizar campañas educativas orientadas al buen uso de los medios para convertirlos en una herramienta de aprendizaje; a su vez, los padres, deberían enseñar a sus hijos que todo lo que se ve u oye en medios, no corresponde muchas veces con la realidad. El presente trabajo pretende analizar cómo las asociaciones de telespectadores defienden a las audiencias televisivas e intentan regular los contenidos que aparecen en pantalla, con el fin principal de regular los contenidos televisivos que llegan directamente al consumidor. El asociacionismo de telespectadores en España es incipiente y todavía no ejerce un peso específico en los contenidos y en el control de lo que aparece en la programación televisiva. El poder de la televisión para conformar estados de opinión, modas y consumismo en el espectador así como el papel que ejercen las Asociaciones de Telespectadores son los ejes en los que se centra la temática de esta comunicación.
Television is the archetype of all mass media. As sight is the sense which provides us with the most direct experience of things, television makes us feel that what we see is in fact real, and in this way contributes powerfully to the forming of public opinion. Most of the new forms of behaviour are imposed by television. The image overpowers our thinking and converts everything that doesn’t appear on the screen as irrelevant. It seems to be impossible to imagine our world without television, the most powerful provider of audiovisual messages ever to exist. Our eyes receive in just a few hours more images than those received by tens of generations previous to ours. The power of these images is taken advantage of by advertising, which by means of short, dynamic images is capable of seducing the TV viewer, enticing him or her to consume products which, in reality, are far from having the «marvellous» characteristics which television provides them with. Television has favoured consumerism. The consumer society, born in The United States in the 1920s and extended thirty years later to the rest of the developed countries has been strengthened by the growth of television and the enormous amount of time that people spend opposite a TV screen, more than three hours on average. The abundance of material goods shown for the first time to be available to all citizens concorded with their possibility of purchasing them and enjoying them. Consumerism is stimulated by advertisements which appear on television and satisfies the individual’s hunger to buy. This percentage is greater among young people and teenagers, the majority of whom dedicate less time to reading, show little interest in school material, watch a lot of television, play videogames, etc. There are a lot of studies offering information which shows that the abuse of audiovisual material leads to a type of passive learning, causing the children to be less creative and imaginative, and many even lose their curiosity to learn. But not everything which appears on television is damaging to the learning of good habits and behaviour. From schools, educational campaigns orientated towards the positive use of the media should be carried out in order to convert them into a tool for learning; at the same time, parents should tech their children that everything that they see or hear on the media doesn’t always correspond to reality. The present study intends to analyse how the associations of TV viewers defend the television audiences and try to regulate the contents which appear on the screen, with the main objective of regulating the television contents which directly reach the consumer. The concept of associations of TV viewers in Spain is a new one and still doesn’t have any real weight in the choice of contents or in the control of what type of programmes appear on television. The power of television in the forming of opinions, fashions and consumerism in the viewer, as well as the role which the Associations of TV viewers perform, are the core of what it has based this study on.